dilluns, 12 de desembre del 2016

Hoy un pequeño relato de terror. . . 
               ¿Mel? 
Bajaba las escaleras de la antigua casa de mi abuela. Estaba sola, bueno, acompañada de mi mejor amiga. Mèlody estaba un poco angustiada, decía que eso de ir a casa de alguien recientemente fallecido no podía ser bueno; además, era de noche y teníamos mucho sueño.

Al día siguiente, volvimos para buscar si había algo que nos queríamos quedar de recuerdo. En el centro de la mesita de su habitación había una pequeña caja, con toques dorados, supuestamente para guardar algo importante , como las joyas de mi difunta abuela.

No le presté importancia , aunque Mèlody se la quedó mirando un buen rato.
Bajamos ya para irnos y al girarme ví, al borde de la ventana, esa misma cajita. Pensé que era otra igual, no le presté atención y nos fuimos. Al llegar a casa, en un fogón de la cocina, esa cajita, estaba allí. No supe el cómo ni el porqué, pero no quería abrirla, ni siquiera volver a verla.

Decidí volver a casa de mi abuelo. Por el camino le iba explicando todo lo ocurrido a Mel, así es como llamaba a mi mejor amiga.

Al llegar ví a unos vecinos que paseaban y me preguntaron:
-¿Que haces por aquí sola?
-No estoy sola, he venido con mi mejor amiga, està en el coche -respondí.
- No hay nadie en el coche, tampoco en la calle. . .